lunes, 30 de abril de 2012

Empezando Desde Cero

Recuerdo ese día en que llegue a este instituto los primeros días me convertí en un maniático, quería conocer a todo el mundo, pero no me sirvió para nada, como siempre. Pero hoy ya si que fue la gota que colmó el vaso, un suspenso, y además uno de los gordos casi me escondo y todo, pero que iba hacer con tanto entrenamiento ¡no puedo! Entre el de boxeo y entre el de mi padre, como podía estudiar, si casi ni como. Esto es un rollo, si sigo así, no apruebo para nada primero de bachillerato y mira que no he repetido ni una vez y como repita mi padre me corta el cuello como es de costumbre, hay…lo que haría con la inteligencia de mi hermano, vamos haría maravillas y más si ve la vida de el profesor…

Salí de la clase de ciencias y me dirigí a los comedores a ver si mis hermanos me daban algo de dinero porque un tio como yo... de piel morena (no tanto), pelo castaño claro y liso, por debajo de las orejas y hacia un lado, con gafas de los 50' y con un polo de cuadritos de la abuela Isa. Pues ya me dirás tú, un niño pijo, repeinado y sin pelos en la lengua. Yo estoy desquiciado, y además nadie me mira, esto es una mierda. Yo, como soy, tan…guapo y que me pongan estás cosas para aparentar menor.  Si tengo diecinueve años que no soy un crío ¡ojé! Que mido un uno ochenta y pico. Esto de vivir en Canadá me tiene desquiciado.

Llegué a donde estaban mis hermanos Calk, Rosie, Eric, Ian y nuestra pequeña Erika. Parece como si estuviera en casa, todos discutiendo y ninguno atendiendo al otro y lo más importante no me atendían a mí.


-       ¿Chicos, me escucháis? – Grité, pero ninguno me hizo caso, y ya se dio cuenta, alguien de que estaba allí.

-       Chicos está Samuels… - dijo Rosie sin acabar la frase

-       Vendrá a pedirnos dinero como de costumbre – dijo Calk con ironía y acabando la frase de Rosie.

-        ¡No es eso! – dije enfadado y con un poco de picardia – solo que me quería sentar y nada más, pero si me queréis dar algo, mis manos están abiertas para donaciones. - solo se me ocurrió sonreír.

-       Se te nota triste Samuels, ¿te pasa algo? ¿O es que ha suspendido? -  Erika lo dijo para jorobarme, como siempre, pero era mi hermana favorita… - ¡Venga no seas tímido hombretón!


Erick se quedó quieto, con las pupilas dilatadas como si fuera un gato cuando ha visto a su presa y la estuviera buscando. Después reaccionó, como siempre cuando ve una visión de las suyas. E Ian hizo lo mismo, no me extrañaba nada, eran gemelos…

-       ¿Qué pasa Erick? ¿Qué ves? – se lo preguntaba Rosie a él primero, porque predecía el futuro que a todos nos gustaba, si no, no creo que se lo pregunte a él, precisamente.

Erick se quedo callado, sin decir nada, pero al cavo un tiempo respiro fuerte y después lo expulsó , como si hubiera mantenido la respiración dentro del agua durante mucho tiempo.

-       Quieren ver a Samuels  en el consejo y creo que le van a decir que haga una cosa… - lo dijo, como si hubiera visto lo peor...o que se hubieran cambiado los pensamientos él y Ian - …por cierto Samuels vas aprobar el próximo examen con un…cinco, pero estudia más para sacar un ocho o un nueve. – cambió de tema sin llegar al asunto del consejo, que por dentro, me tenía intrigado.

-       ¡Si señor! – le dije respondiéndole a su afirmación segura y concisa - ¿para qué me querrá el consejo? – les pregunté asustado y con un gesto de madurez.

-       No lo sé pero nos vamos a ir de aquí y va a pasar algo que no nos va a gustar. Pero algo muy fuerte van a pedirte y no es muy bueno que digamos. - se quedo helado Ian, como si hubiera visto a los fantasmas de la abuela Isa, al lado suyo.

-       ¿Y que va ser tan malo para Samuels que no haya hecho ya? – salto Rosie con mucha desfachatez.

-       ¿Matar a una persona, porque no les conviene al consejo? – anunció Calk mirando a los ojos a Ian –   La verdad, no es muy bueno que digamos...

-       Pero porque el consejo quiere que mate a gente, ¿dime? – me puse histérico, no savia por donde esconderme, era muy…extraño, además era nuevo para mi y me daba miedo.

-       Por la sencilla razón de que tu eres el que tienes los títulos de boxeador más fuerte de la historia, has estado con samuráis más buenos de la historia y… ¿porque eres el único que tiene un cuerpo de acero, porque eres inmortal? Ósea, los poderes de papá – me dijo Erika con su rostro tan angelical como siempre. – Eres el descendiente, ¿lo recuerdas?

-       Bueno si, pero aparte de eso, ¿porque el consejo le quieren o la quieren quitar de en medio? ¡No me lo explico!

Miré a mi hermano Calk, para que me dijera algo, porque no podía resistirlo y porque no podía quitármelo de la cabeza, era tan…inhumano.
Nos dirigimos después de la larga conversación, que nos tenía evacuados en nuestros pensamientos, a nuestras respectivas clases. Para acabar ya con las dos únicas que teníamos después del almuerzo. Me mantuve pensativo durante esas clases, porque era imposible no pensar en lo que me iban a mandar hacer ya que era la primera vez.

Nos dirigimos a casa después de que saliéramos de la última clase, es decir, cuando toco la última vez la sirena, ¡como me gustaba ese momento! Y más cuando tenía a la profesora Literpols como una de sus clases de Física y Química, para hablarnos de las Nano Partículas como hacía desde el mes pasado…cuando suspendimos casi el noventa por ciento de la clase. Pero yo, ante eso, todavía no dejaba de pensar.

Cuando llegamos a casa vi a mi madre con su pelo recogido castaño claro y con  piel oscura, con un mono vaquero y con sus guantes de jardinería naranjas butano. Y como siempre la regla más importante de todas al llegar a casa un beso de cada uno de nosotros, y siempre en el mismo orden: Calk , Rosie, yo, Erick, Ian y Erika. Si uno faltaba, por cualquier cosa, mi madre nos obliga, si o si. Bueno después de que viniéramos…  

-       Hola, mis pequeños, ¿qué  tal os ha ido el día hoy? – nos dijo mi madre con su voz dulce, me recordó a su voz de cuando éramos pequeños que nos cantaba la nana. 

La saludamos uno a uno como dicta la regla, pero en este caso entramos todos como si fuéramos una jauría de elefantes. Y casi todos la respondimos.

-       Bien. Como siempre. Con las visiones de Eric y de Ian. Y los exámenes y eso… - dijo Erika con un tono de ironía y muy pausado, como si todavía le afectara todo. Pero sin faltar en ese momento esa cara tan peculiar: una sonrisa de oreja a oreja demasiado forzada.

-       ¡Es verdad como siempre mamá! – Calk lo dijo gritando, como si no hubiera pasado nada, con entonación de desagrado y con la palma de la mano abierta dándola en la cabeza en la altura de la nuca.

-       Mamá, ten cuidado con las ortigas..., no las confundas en el jardín. Que no le va a apetecer a Calk llevarte para el Hospital... – salto Ian con el rosto pálido y pasando de la pregunta de mamá. Y llevando la mochila en una mano, para después tirarla hacía la pared del salón, al lado de donde estaba el sofá y después encendió la televisión y se sentó a verla.

De repente apareció Rosie con los pompones de su estúpido equipo de animadoras…

-        Bueno, bien, como siempre estrujándome los sesos en las pruebas de animadoras… Este año nos han puesto muchos retos, pero para lo que me va servir esforzándome, pues… - dijo Rosie con un tono de esnob, y con pucheritos en los labios.

En ese mismo momento Calk le pisó a Rosie y dio un chillido que dejó a casi todos, por no decir todos, sordos. ¡Qué poder tan raro tenía mi hermana! Eso de gritar y que le escuchen hasta las paredes.

-       ¡Te vas a enterar niño insolente!– cogió Rosie y salió corriendo detrás de Calk. 

-       Dale una de mi parte hermanita… - lanzo un tono de amenazador Erika, desde el salón, que me di cuenta que estaba con Erick e Ian viendo la tele.

-       ¡Bueno chicos vale ya! ¿No os podéis estar quietos? – chillo mi madre con una voz que se le quebró al final de la frase, si se le hubiera pasa algo por la cabeza.

Mi madre salió corriendo hacia la cocina y miró en el horno, - bueno, todos fuimos detrás de ella, menos algunos - que a la vez salía mucho humo, Calk cogió el extintor, quitó la anilla de seguridad y se lo hecho al estofado de mi madre, quemado.

-       Mamá, porque no estarás más atenta… - le dijo Calk con cara de pocos amigos y con el entrecejo fruncido.

-       Lo siento, es que estaba con la plantas y… - se defendió mi madre con una cara de “Lo siento, de verás” – ¡A la pedir una pizza para cenar!, además a tu padre le vais a alegrar, con lo que le gustan a él…- saltó como si no le hubiera apetecido hacer ese estofado casero - ¿Por cierto Erick, no tienes una buena noticia para a mi…?

-       Sí, estás embarazada – le dijo fríamente Erick, con la sequedad con que decía las cosas…siempre, subiendo las escaleras antes de terminar la frase del todo – ¡enhorabuena mamá, otro demente por la casa!

De todas formas yo me alegraba, otro enano a quien vacilar, pero mi hermano con la idea de tener la manía de que no acepta a los poderes sobre naturales que teníamos todos, o casi todos. Bueno y como todo lo feliz le pone triste pues…

-       Mamá, enhorabuena – le dijo Erika, eufórica yendo con los brazos extendidos para abrazarla.

En ese momento a Calk se le calló el extintor, y rápidamente cogí, me tiré a la vez que tiraba la mochila que me colgaba del hombro derecho y pasé por debajo de sus piernas abiertas de mi hermano, para deslizándome y cogerlo al vuelo. En ese momento aparecí al lado de mi madre, no quería rechazar la oportunidad de felicitarla.

-       Enhorabuena mamá, me alegro que estés otra vez, ¡y del...¡ - me puse a contar con los dedos tumbado en el suelo y con la otra mano sujetando el extintor – ¿séptimo?... si eso el séptimo – a mitad de la frase, ya me estaba riendo, de ver a Calk helado, yo tumbado en el suelo partiéndome la caja, mi madre helada con la cara pálida y abrazándola Erika. ¡Pues ya ves que foto más chula!, y el chulo de mi hermano Erick seguro que ya en su habitación escuchando música extravagante de lo suyo, eso de Rock puro y duro.

domingo, 29 de abril de 2012

Empezando Por El Final

Yo no sabría por donde recordar, pero por donde recuerdo es porque estoy aquí tumbado y con la estaca de acero en el centro de mi corazón, duro es, pero ver a Carolina llorar me hace recordar porque estoy aquí tumbado un catorce  de Febrero en la azotea de un edificio empresarial de Madrid. Es duro, y no quiero llorar quiero recordar y es lo único que me interesa en este momento solo recordar y fotografiar la cara de Carolina en mi mente para llevármela a mi tumba que es donde estaré cuando mi padre deje de luchar con Estefano, tengo la esperanza de que puedo dejarla a salvo con mi padre pero yo sé que Carolina le va afectar mucho esto. Pero creo que se va alegrar de que la deje una nota en su cama y una caja de bombones de chocolate con almendras, de los que a ella le gustan.

Solo de verla, sujetarme con una mano y con la otra intentándome sacar la estaca del pecho con su poder de hacer “levitar las cosas” se me pone la carne de gallina, pero el que se le va hacer, por lo menos la he salvado y eso me hará descansar mejor, o eso creo.

De repente vi una estela de luz que iluminó todo Madrid o eso me pareció, pero fue tan fuerte que…me impacto mucho. No sabía lo que estaba pasando pero oí a mi padre eufórico.
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      - Ya he acabado con él, solo me faltas tu hijo, tu, solo salvarte pido.- resopló y noté que se calló desplomado al suelo y gritó lo más fuerte que pudo.

De repente oí a Carolina decir gritando sin parar, unas palabras que me llegaron a lo profundo de mi corazón y que en ese momento la tenía que haber besado pero no pude, sentía que ya me estaba muriendo, pero creo que ella lo hizo por mi.
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      - Como he podido dejar escapar al chico de mis sueños, yo le quería y he dejado que le matarán, es injusto, le quería demasiado. – en ese momento creo que note sus labios encajando con los míos pero…susurro en mi oído después – siempre te querré Samuels Oconel Filler, ¡SIEMPRE!

    
   Noté en un suspiro que mi padre estaba allí, a mi lado y cogiéndome la mano como si me estuviera levantando, pero creo que eso no era así. Me pasaba otra cosa mucho más triste, me MORÍA.