Recuerdo ese día en que
llegue a este instituto los primeros días me convertí en un maniático, quería
conocer a todo el mundo, pero no me sirvió para nada, como siempre. Pero hoy ya
si que fue la gota que colmó el vaso, un suspenso, y además uno de los gordos casi me
escondo y todo, pero que iba hacer con tanto entrenamiento ¡no puedo! Entre el
de boxeo y entre el de mi padre, como podía estudiar, si casi ni como. Esto es
un rollo, si sigo así, no apruebo para nada primero de bachillerato y mira que
no he repetido ni una vez y como repita mi padre me corta el cuello como es de
costumbre, hay…lo que haría con la inteligencia de mi hermano, vamos haría
maravillas y más si ve la vida de el profesor…
Salí de la clase de ciencias
y me dirigí a los comedores a ver si mis hermanos me daban algo de dinero
porque un tio como yo... de piel morena (no tanto), pelo castaño claro y liso, por
debajo de las orejas y hacia un lado, con gafas de los 50' y con un polo
de cuadritos de la abuela Isa. Pues ya me dirás tú, un niño pijo,
repeinado y sin pelos en la lengua. Yo estoy desquiciado, y además nadie me
mira, esto es una mierda. Yo, como soy, tan…guapo y que me pongan estás cosas
para aparentar menor. Si tengo diecinueve años que no soy un crío ¡ojé! Que mido un uno ochenta y pico. Esto de vivir en Canadá
me tiene desquiciado.
Llegué a donde estaban mis
hermanos Calk, Rosie, Eric, Ian y nuestra pequeña Erika. Parece como si
estuviera en casa, todos discutiendo y ninguno atendiendo al otro y lo más
importante no me atendían a mí.
- ¿Chicos, me escucháis? – Grité, pero ninguno me hizo caso, y ya se dio cuenta, alguien de que estaba allí.
-
Chicos está Samuels… - dijo Rosie sin acabar
la frase
-
Vendrá a pedirnos dinero como de costumbre –
dijo Calk con ironía y acabando la frase de Rosie.
-
¡No es
eso! – dije enfadado y con un poco de picardia – solo que me quería sentar y nada más, pero si me queréis dar algo, mis manos están abiertas para donaciones. - solo se me ocurrió sonreír.
-
Se te nota triste Samuels, ¿te pasa algo? ¿O es que
ha suspendido? - Erika lo dijo para
jorobarme, como siempre, pero era mi hermana favorita… - ¡Venga no seas tímido
hombretón!
Erick se quedó quieto, con las pupilas dilatadas como si fuera un gato cuando ha visto a su presa y la estuviera buscando. Después reaccionó, como siempre cuando ve una visión de las suyas. E Ian hizo lo mismo, no me extrañaba nada, eran gemelos…
-
¿Qué pasa Erick? ¿Qué ves? – se lo preguntaba
Rosie a él primero, porque predecía el futuro que a todos nos gustaba, si no, no creo
que se lo pregunte a él, precisamente.
Erick se quedo callado, sin
decir nada, pero al cavo un tiempo respiro fuerte y después lo expulsó , como
si hubiera mantenido la respiración dentro del agua durante mucho tiempo.
-
Quieren ver a Samuels en el consejo y creo que le van a decir que haga una cosa… - lo dijo, como si hubiera visto lo peor...o que se hubieran cambiado los
pensamientos él y Ian - …por cierto Samuels vas aprobar el próximo examen con
un…cinco, pero estudia más para sacar un ocho o un nueve. – cambió de tema sin
llegar al asunto del consejo, que por dentro, me tenía intrigado.
-
¡Si señor! – le dije respondiéndole a su afirmación segura y concisa - ¿para qué me
querrá el consejo? – les pregunté asustado y con un gesto de madurez.
-
No lo sé pero nos vamos a ir de aquí y va a pasar algo que no nos va a gustar. Pero algo muy fuerte van a pedirte y no es muy
bueno que digamos. - se quedo helado Ian, como si hubiera visto a los fantasmas
de la abuela Isa, al lado suyo.
-
¿Y que va ser tan malo para Samuels que no
haya hecho ya? – salto Rosie con mucha desfachatez.
- ¿Matar a una persona, porque no les conviene
al consejo? – anunció Calk mirando a los ojos a Ian – La verdad, no es muy bueno que digamos...
-
Pero porque el consejo quiere que mate a
gente, ¿dime? – me puse histérico, no savia por donde esconderme, era
muy…extraño, además era nuevo para mi y me daba miedo.
-
Por la sencilla razón de que tu eres el que
tienes los títulos de boxeador más fuerte de la historia, has estado con
samuráis más buenos de la historia y… ¿porque eres el único que tiene un cuerpo
de acero, porque eres inmortal? Ósea, los poderes de papá – me dijo Erika con
su rostro tan angelical como siempre. – Eres el descendiente, ¿lo recuerdas?
-
Bueno si, pero aparte de eso, ¿porque el
consejo le quieren o la quieren quitar de en medio? ¡No me lo explico!
Miré a mi hermano Calk, para
que me dijera algo, porque no podía resistirlo y porque no podía quitármelo de
la cabeza, era tan…inhumano.
Nos dirigimos después de la
larga conversación, que nos tenía evacuados en nuestros pensamientos, a nuestras
respectivas clases. Para acabar ya con las dos únicas que teníamos después del
almuerzo. Me mantuve pensativo durante esas clases, porque era imposible no
pensar en lo que me iban a mandar hacer ya que era la primera vez.
Nos dirigimos a casa después
de que saliéramos de la última clase, es decir, cuando toco la última vez la sirena,
¡como me gustaba ese momento! Y más cuando tenía a la profesora Literpols como
una de sus clases de Física y Química, para hablarnos de las Nano Partículas
como hacía desde el mes pasado…cuando suspendimos casi el noventa por ciento de
la clase. Pero yo, ante eso, todavía no dejaba de pensar.
Cuando llegamos a casa vi a
mi madre con su pelo recogido castaño claro y con piel oscura, con un mono vaquero y con sus
guantes de jardinería naranjas butano. Y como siempre la regla más importante
de todas al llegar a casa un beso de cada uno de nosotros, y siempre en el
mismo orden: Calk , Rosie, yo, Erick, Ian y Erika. Si uno faltaba, por
cualquier cosa, mi madre nos obliga, si o si. Bueno después de que viniéramos…
-
Hola, mis pequeños, ¿qué tal os ha ido el día hoy? – nos dijo mi madre
con su voz dulce, me recordó a su voz de cuando éramos pequeños que nos cantaba
la nana.
La saludamos uno a uno como
dicta la regla, pero en este caso entramos todos como si fuéramos una jauría de elefantes. Y casi todos la respondimos.
- Bien. Como siempre. Con las visiones de Eric y de Ian. Y los exámenes y eso… - dijo Erika con un tono de ironía y muy pausado, como si todavía le afectara todo. Pero sin faltar en ese momento esa cara tan peculiar: una sonrisa de oreja a oreja demasiado forzada.
- ¡Es verdad como siempre mamá! – Calk lo dijo gritando, como si no hubiera pasado nada, con entonación de desagrado y con la palma de la mano abierta dándola en la cabeza en la altura de la nuca.
-
Mamá, ten cuidado con las ortigas..., no las confundas
en el jardín. Que no le va a apetecer a Calk llevarte para el Hospital... – salto
Ian con el rosto pálido y pasando de la pregunta de mamá. Y llevando la mochila
en una mano, para después tirarla hacía la pared del salón, al lado de donde
estaba el sofá y después encendió la televisión y se sentó a verla.
De repente apareció Rosie
con los pompones de su estúpido equipo de animadoras…
-
Bueno,
bien, como siempre estrujándome los sesos en las pruebas de animadoras… Este
año nos han puesto muchos retos, pero para lo que me va servir esforzándome,
pues… - dijo Rosie con un tono de esnob, y con pucheritos en los labios.
En ese mismo momento Calk le
pisó a Rosie y dio un chillido que dejó a casi todos, por no decir todos,
sordos. ¡Qué poder tan raro tenía mi hermana! Eso de gritar y que le escuchen
hasta las paredes.
- ¡Te vas a enterar niño insolente!– cogió Rosie y salió corriendo detrás de Calk.
-
Dale una de mi parte hermanita… - lanzo un
tono de amenazador Erika, desde el salón, que me di cuenta que estaba con Erick e Ian viendo la tele.
-
¡Bueno chicos vale ya! ¿No os podéis estar
quietos? – chillo mi madre con una voz que se le quebró
al final de la frase, si se le hubiera pasa algo por la cabeza.
Mi madre salió corriendo
hacia la cocina y miró en el horno, - bueno, todos fuimos detrás de ella, menos
algunos - que a la vez salía mucho humo, Calk cogió el extintor, quitó la
anilla de seguridad y se lo hecho al estofado de mi madre, quemado.
-
Mamá, porque no estarás más atenta… - le dijo
Calk con cara de pocos amigos y con el entrecejo fruncido.
-
Lo siento, es que estaba con la plantas y… -
se defendió mi madre con una cara de “Lo siento, de verás” – ¡A la pedir una
pizza para cenar!, además a tu padre le vais a alegrar, con lo que le gustan a
él…- saltó como si no le hubiera apetecido hacer ese estofado casero
- ¿Por cierto Erick, no tienes una buena noticia para a mi…?
-
Sí, estás embarazada – le dijo fríamente Erick,
con la sequedad con que decía las cosas…siempre, subiendo las escaleras antes
de terminar la frase del todo – ¡enhorabuena mamá, otro demente por la casa!
De todas formas yo me
alegraba, otro enano a quien vacilar, pero mi hermano con la idea de tener la
manía de que no acepta a los poderes sobre naturales que teníamos todos, o casi
todos. Bueno y como todo lo feliz le pone triste pues…
-
Mamá, enhorabuena – le dijo Erika, eufórica yendo
con los brazos extendidos para abrazarla.
En ese momento a Calk se le
calló el extintor, y rápidamente cogí, me tiré a la vez que tiraba la mochila
que me colgaba del hombro derecho y pasé por debajo de sus piernas abiertas de mi hermano, para deslizándome y cogerlo al vuelo. En ese momento aparecí al lado de mi madre, no quería rechazar la
oportunidad de felicitarla.
-
Enhorabuena mamá, me alegro que estés otra
vez, ¡y del...¡ - me puse a contar con los dedos tumbado en el suelo y con la
otra mano sujetando el extintor – ¿séptimo?... si eso el séptimo – a mitad de
la frase, ya me estaba riendo, de ver a Calk helado, yo tumbado en el suelo
partiéndome la caja, mi madre helada con la cara pálida y abrazándola Erika. ¡Pues
ya ves que foto más chula!, y el chulo de mi hermano Erick seguro que ya en su
habitación escuchando música extravagante de lo suyo, eso de Rock puro y duro.